Así como un árbol tiene un único tronco pero muchas ramas y hojas, así hay una sola religión -la humana- pero cualquier cantidad de expresiones de fe.
El devoto de la verdad jamás debe hacer nada por mero acatamiento a las convenciones reinantes. Debe estar siempre predispuesto a corregirse, y cuando descubra que está equivocado, tiene que confesarlo a toda costa y pagar por ello.
No soy muy culto, conozco poco la literatura y no he visto mucho mundo. Concentré mi atención en escasas cosas, y excluí todo interés por lo demás.
Evitemos la intimidad con aquellos cuyas costumbres sociales sean diferentes a las nuestras. No se debe entrelazar la vida con la de hombres o pueblos cuyo ideal está en desacuerdo con el nuestro. Cada hombre es un arroyo. Cada hombre es un río. Y todos y cada uno deben seguir su curso, límpidos y sin mácula, hasta tanto lleguen al mar de la Salvación, donde todos habrán de mezclarse.
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