miércoles, 30 de marzo de 2011

Cerrando Círculos

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los por qué, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! 

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones? , ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida. 

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir. 
Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.
Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

En honor a la verdad hace poco me enteré de que este texto se le atribuye erróneamente a Paulo Coelho. En su libro El Zahir cita una parte comentando esta confusión.

Samsara... Rueda de la Vida.

El Samsara es este mundo lleno de dolor y tristeza tal como lo conocemos. Todos los seres de este mundo están sujetos a la ley del karma. Karma significa acto volitivo, es decir, algo que uno hace, dice o piensa y que de hecho está bajo su control. Todos los actos de este tipo tienen consecuencias morales llamadas vipaka, que significa fruto. En el Budismo tradicional, estas consecuencias pueden ocurrir en esta vida o en una vida futura.
La mayoría de los Budistas creen en el renacimiento. Para muchos, el renacimiento no es diferente de la creencia de los Hinduistas, por ejemplo, en la reencarnación o en la transmigración de las almas (pasar del viejo cuerpo que muere a uno que acaba de nacer o de ser concebido). Con un poco más de precisión, sin embargo, el renacimiento no es más que la transmisión del propio karma. Buda lo comparaba con la llama que pasa de una vela a otra. Así pues, la idea de un alma inmortal, de una personalidad continua, no es de ningún modo una parte del concepto del renacimiento.
Se asume como un hecho irrefutable de la naturaleza. Estas tradiciones difieren en la terminología con la que describen al proceso y cómo es interpretado.
La mayoría de estas religiones, consideran al saṃsāra negativamente, como una posición errónea de la que hay que escapar. Algunos, como los adweitis, consideran que el mundo y la participación en el saṃsāra es fundamentalmente ilusorio.
El renacimiento y otros conceptos similares no forman parte de la mayoría de las culturas occidentales, así que muchos budistas occidentales y algunos budistas de oriente, toman el renacimiento como una metáfora, más que literalmente. El Budismo nunca ha sido una religión  anclada en lo literal, así que esto no es ningún tabú. De hecho, Buda evita a menudo discutir la realidad de una u otra idea metafísica como irrelevante para la práctica del Dharma.


La imagen corresponde a la Rueda de la Vida tibetana, que representa el Samsara. En el centro, hay un gallo cazando a un cerdo que caza a su vez a una serpiente que trata de cazar al gallo, es decir, el deseo, el odio y la ignorancia. Alrededor de ellos hay personas ascendiendo el semicírculo blanco de la vida, junto a otras que descienden el semicírculo negro de la muerte. La mayor parte de la Rueda está dedicada a la representación de seis reinos: el reino de los dioses, el reino de los titanes, el reino de los humanos, el reino de los animales, el reino de las almas en pena y el reino de los demonios, cada reino presidido por su propio boddhisattva. La parte más exterior del círculo la componen los doce pasos del origen dependiente. La Rueda al completo está sujetada por Yama, el Señor de la Muerte.


Los 7 Chakras

Lo encontre buenisimo porque al lado de cada chakra aparece 
el mantra para desbloquearlo.

Ataraxia (Psicoanálisis)

Disposición del ánimo propuesta por los epicúreos, estoicos y escépticos gracias a la cual alcanzamos el equilibrio emocional mediante la disminución de la intensidad de nuestras pasiones y deseos, y a la fortaleza del alma frente a la adversidad. Tranquilidad espiritual, paz interior...



        Esta disposición del espíritu es muy parecida a la apatía propuesta por los estoicos e incluso muchos autores no creen necesario distinguirla. Sin embargo se pueden señalar algunas diferencias. Así, la apatía es más típicamente estoica y la ataraxia se encuentra con más frecuencia en las propuestas de los filósofos epicúreos y escépticos. La ataraxia, como la apatía, es el estado anímico que nos permite alcanzar la felicidad. Se consigue mediante la disciplina del apetito para que éste nos presente sólo deseos moderados, y tras aprender a aceptar los males y a renunciar a los deseos cuando sean imposibles de cumplir. El matiz más importante que separa la ataraxia de la apatía es que la apatía promueve la felicidad como consecuencia de la eliminación de las pasiones y deseos; por el contrario, la ataraxia lo hace mediante la creación de la fortaleza espiritual, fortaleza frente al dolor corporal y las circunstancias adversas. Aunque en el fondo los dos estados anímicos llevan a las mismas consecuencias: indiferencia o imperturbabilidad ante todo. Epicuro compara el estado espiritual de la ataraxia con el total reposo del mar cuando ningún viento mueve su superficie. 

      Finalmente, tanto un estado como el otro otorgan al sabio la libertad: libertad frente a las pasiones, afectos y apetitos, libertad ante la coacción de otras personas, libertad ante las cosas y circunstancias que se oponen a nuestros proyectos.

HAY UNA SOLA RELIGIÓN

Así como un árbol tiene un único tronco pero muchas ramas y hojas, así hay una sola religión -la humana- pero cual­quier cantidad de expresiones de fe.

El devoto de la verdad jamás debe hacer nada por mero acatamiento a las conven­ciones reinantes. Debe estar siempre pre­dispuesto a corregirse, y cuando descubra que está equivocado, tiene que confesarlo a toda costa y pagar por ello.

No soy muy culto, conozco poco la lite­ratura y no he visto mucho mundo. Con­centré mi atención en escasas cosas, y ex­cluí todo interés por lo demás.

Evitemos la intimidad con aquellos cuyas costumbres sociales sean diferentes a las nuestras. No se debe entrelazar la vida con la de hombres o pueblos cuyo ideal está en desacuerdo con el nuestro. Cada hom­bre es un arroyo. Cada hombre es un río. Y todos y cada uno deben seguir su curso, límpidos y sin mácula, hasta tanto lleguen al mar de la Salvación, donde todos ha­brán de mezclarse.

   


¿Qué es la verdad? (Gandhi)

¿Qué es la verdad? El asunto contiene sus dificultades. En lo que me concierne, las he resuelto diciendo que es la voz interna que nos habla. Me preguntarán: ¿Cómo sucede entonces que hay diversos espíritus que conciben verdades disímiles y hasta opues­tas? Ocurre que el espíritu humano tiene que pasar por innumerables intermediarios antes de elaborar una conclusión, y su evo­lución no es la misma en todos.

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La verdad jamás daña a una causa justa.

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En la verdad, percibo la belleza: Ia des­cubro a través de la verdad. Todo lo que es verdad, no apenas las ideas exactas, sino también los rostros francos, los retratos fie­les y los cantos más naturales son objetos de belleza, e inclusive de inmensa belleza a veces. Son poquísimos los que saben dis­cernir la belleza que emana de la verdad.

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Sin duda, lo que a uno puede parecer un yerro manifiesto, a otro puede parecerle sabiduría pura. Y nada puede hacer, aun­que sea víctima de una alucinación.

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No tengo nada nuevo para enseñarle al mundo. La verdad y la no violencia son tan antiguas como las montañas. Todo lo que hice fue tratar de experimentarlas en la mayor escala posible.
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El silencio ayuda mucho a quien, como yo, procura la verdad. En un estado de si­lencio, el alma encuentra el sendero ilu­minado por la luz más clara, y lo que era esquivo y engañoso, es resuelto por una claridad cristalina. Nuestra vida es una prolongada y ardua búsqueda de la ver­dad. Y para alcanzar la cima más elevada, el alma requiere reposo interior.
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Las creaciones realmente bellas apare­cen cuando surge la comprensión verda­dera. Si estos momentos son raros en la vi­da, también son raros en las artes.
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La verdad es como un inmenso árbol que brinda más y más frutos cuanto más se lo nutre. Cuando más hondo se excava en la mina de la verdad, más ricos son los des­cubrimientos de las gemas allí existentes, lo cual abre todavía mayores variedades de servicio al prójimo.

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Cuando la contención y la cortesía se unen a la fortaleza, esta última se vuelve irresistible.
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Si aspiramos a ser hombres que caminan con la cabeza erguida y no sobre cuatro patas, comprendamos de una vez por to­das que debemos someternos voluntaria­mente a la disciplina y a las restricciones... Satyagraha no comienza ni termina con la desobediencia civil.
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En todas partes veo que cunden la exa­geración y la mentira. Pese a todos mis es­fuerzos, no alcanzo a saber dónde se es­conde la verdad. No obstante, tengo la im­presión de que me aproximo a ella, a me­dida que disminuye la distancia que me separa de Dios.

SATYAGRAHA

Satyagraha es gentil, jamás lastima. No puede ser resultado de la ira o la malicia. ja­más hace estrépito, nunca es impaciente ni vocifera. Es el opuesto directo de la com­pulsión. Se concibió como sustituto com­pleto de la violencia.
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Si tuviéramos una visión plena de la ver­dad, ya no buscaríamos a Dios, sino que seríamos uno con él, porque la verdad es Dios. Mientras no lo logremos, seremos imperfectos. Por consiguiente, la religión -tal como ia concebimos- también tiene que ser imperfecta: está sujeta a evolución.
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La palabra satya (verdad) deriva de sat que significa "ser". Nada es o existe real­mente, excepto la verdad. Tal es el motivo de que sat o verdad sea quizás el nombre más importante de Dios. En efecto, es más correcto decir que la verdad es Dios que decir Dios es la verdad.
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Satyagraha es una fortaleza que pueden ejercer tanto los individuos como las comu­nidades, tanto para cuestiones políticas co­mo domésticas. Su aplicabilidad universal demuestra lo perdurable e invencible que es. Pueden usarla indistintamente hombres, mujeres y niños. Y es absolutamente falso decir que a esta fuerza la utilizan solamen­te los débiles mientras son incapaces de en­frentar a la violencia con violencia.
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La devoción a esa verdad es la única jus­tificación de nuestra existencia. Todas nuestras actividades deberían estar centra­das en la verdad. La verdad debería ser nuestro aliento de vida. Una vez que el pe­regrino llegue a esa etapa de su evolución, las demás reglas del correcto vivir surgirán sin esfuerzo, siendo instintiva la obedien­cia a tales reglas. Sin embargo, sin la ver­dad sería imposible observar ninguna regla o principio de vida.
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Verdad (satya), que implica amor, y fir­meza (agraha), confluyen y por lo tanto sir­ven como sinónimo de fortaleza. De ese modo comencé a llamar al movimiento hindú, es decir, satyagraha, la fuerza no violenta que nace de la verdad y el amor, y desistí de usar la denominación "resis­tencia pasiva".
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Al haberme iniciado en satyagraha, he advertido que si se quiere alcanzar la ver­dad, en vez de recurrir a la fuerza hay que apartar al adversario de su error, con pa­ciencia y bondad. Porque lo que a unos les parece verdad, a otros puede parecerles falso. Por otra parte, esa obra de paciencia significa que uno debe hacer recaer sobre todos los padecimientos necesarios. De este modo, la verdad se da a conocer, no por sufrimientos infligidos a los demás, si­no por los que uno se impone.
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La belleza de satyagraha es que viene hacia ti, no hace falta que salgas en su búsqueda.



PUEDA YO VENCER EL HÁBITO DE LA COLERA


¡Oh Eterna Tranquilidad! Sálvame de los ataques de la furia y la agitación, que alteran los nervios y nublan el cerebro.
Ayúdame a desterrar el habito de la cólera, que trae la infelicidad para mi y para los que me acompañan; no me dejes tener indulgencia con este malvado y egoísta hábito que trata de enajenarme, para alejarme del afecto de mis amados amigos.
Que jamás vigorice los sentimientos y enojos que reavivan las abrasadoras llamas de la ira.
¡Oh Reina de la Quietud! Cuando me encolerice o enfurezca, coloca delante de mi un espejo de disciplina interna, que permita verme desfigurado por la fealdad de la pasión arrebatadora, evitándome aparecer ante los demás con la cara demudada por las indignaciones.
Que mis dificultades en la vida sean solucionadas a través de pensamientos puros y acciones amorosas que destruyan el odio y el egoísmo. Bendíceme, para que me cure de mis heridas de ira con el remedio del respeto propio, y que pueda también ayudar a curar a otros de sus males de ira con el bálsamo de mi bondad.
¡Oh Espíritu Infinito! Hazme comprender en todo momento que, aún mi peor enemigo, es siempre mi hermano; y que así como Tú me amas a mí, Tú lo amas a él.

Paramahansa Yogananda       


La vida necesita una cuota de ira y de odio para luego sentir con mayor intensidad la compasion y el amor, aunque la metafisica sugiera polarizar el amor/odio (que son lo mismo solo en distinta frecuencia), otros maestros como Osho sugieren en su libro "Aprender a Amar", estar en algun momento en esta frencuencia "negativa" o en los "valles", no se puede estar siempre en la gloria o en la cumbre, esto seria en pocas palabras una verdadera lata.
Estos me parecen dos prismas interesantes de considerar.

LA AMISTAD VERDADERA


Te amo, no por lo que eres, sino por lo que yo soy cuando estoy contigo.
Te amo, no por lo que has hecho de ti mismo sino por lo que estás haciendo de mi.
Te amo por aquello de mi que estás haciendo que se manifieste.
Te amo porque pusiste tu mano sobre mi corazón y por haber pasado por alto todo lo frívolo y deleznable que no has podido dejar de ver en él; y has hecho brotar a la luz todo lo bello y radiante que tenía sin que nadie más se hubiera dignado profundizar lo bastante para encontrarlo.
Te amo por no hacer caso de lo vano en mi y asir sólo las posibilidades de bien que hay en mí.
Te amo por cerrar los ojos ante lo que es discordante en mí y aumentar mi musicalidad con tu reverente atención.
Te amo porque con los maderos de mi vida me ayudas a construir no una taberna, sino un templo, y con las palabras en mi vida, no una reconvención sino una canción.
Te amo porque has hecho más de lo que pudo hacer ningún credo para hacerme feliz.
Lo has hecho, sencillamente siendo tú mismo.
Después de todo, es eso lo que significa SER AMIGO.


Metafísica para la vida diaria (Saint Germain)

SÓLO POR HOY

(Decálogo de: Francisco Antonio Zea Pérez)

1.- ...Seré feliz. Expulsaré de mi espíritu todo pensamiento triste. Me sentiré más alegre que nunca. No me lamentaré de nada. Hoy agradeceré a Dios la alegría y la felicidad que me regala.
2.- ...Trataré de ajustarme a la vida. Aceptaré el mundo como es y procuraré encajar en él. Si sucede algo que me desagrade no me lamentaré ni me mortificare, agradeceré que haya sucedido porque se puso a prueba mi voluntad de ser feliz. Hoy seré dueño de mis nervios, de mis sentimientos, de mis impulsos. Para triunfar tengo que tener dominio de mi mismo.
3.- ...Trabajaré alegremente, con energía , animo y pasión. Haré de mi trabajo una diversión. Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría. Comprobaré mis pequeños triunfos. No pensaré en los fracasos.
4.- ...Seré agradable. No criticaré a nadie. Si comienzo a criticar a una persona cambiaré la crítica en elogios. Toda persona tiene sus defectos y sus virtudes. Concentraré mi atención en sus virtudes y olvidaré sus defectos. Hoy evitaré las discusiones y conversaciones desagradables.
5.- ...Voy a eliminar dos plagas: la prisa y la indecisión. Hoy viviré con calma y paciencia, porque la prisa es enemiga de una vida feliz, y triunfare. No permitiré que la prisa me acose ni que la impaciencia me abrume. Hoy tendré confianza en mi mismo. Le haré frente a todos los problemas con decisión y voluntad,  y no dejaré ninguno para mañana.
6.- ...No tendré miedo, actuaré valientemente. El futuro me pertenece. Hoy tendré confianza en que Dios ayuda a los que luchan y trabajan.
7.- ...No envidiaré a los que tienen más dinero, más belleza o más salud que yo. Contaré mis bienes y nos mis males. Compararé mi vida con otros que sufren más.
8.- ...Trataré de resolver los problemas de hoy. El futuro se resuelve así mismo. El destino pertenece a los que luchan. Hoy tendré un programa que realizar; si algo me queda por hacer, no desesperaré, lo haré mañana.
9.- ...No pensaré en el pasado. No guardaré rencor a nadie. Practicaré la ley del perdón. Asumiré mis responsabilidades y no echaré la culpa a nadie por mis problemas. Hoy comprobaré que Dios me ama y me premia con amor.
10.- ...Haré una buena acción a alguien. ¿A quien? Buscaré a alguien para hacerlo, sin que lo descubran y, al llegar la noche, comprobare que Dios me ha premiado con un día lleno de felicidad. ...Y de mañana haré un día como hoy...